Candle shining in the dark

Deja que tu luz brille

Cuando éramos niños, muchos de nosotros aprendimos una canción sencilla pero poderosa llamada "Esta pequeña luz mía". La letra nos animaba a dejar brillar nuestra luz y no esconderla debajo de una cesta. Si bien esta pegadiza melodía podría haber parecido una alegre melodía infantil, su esencia encuentra raíces en la verdad eterna de Isaías 60:1-3 "Levántate, resplandece, porque ha venido tu luz, y la gloria del Señor se eleva sobre ti. Ver , las tinieblas cubren la tierra y espesas tinieblas cubren a los pueblos, pero sobre ti nacerá el Señor y sobre ti aparecerá su gloria. Las naciones vendrán a tu luz, y los reyes al resplandor de tu aurora.

El Señor habló estas palabras a los israelitas, llamándolos a levantarse y brillar porque su luz había llegado. Aunque originalmente estaba dirigido al pueblo elegido, este llamado a irradiar la luz de Dios no es exclusivo del antiguo Israel. Como cristianos de hoy en día, nosotros también somos vasos de la luz de Dios, iluminados por la gloria del Señor.

Jesús reiteró este mensaje en Mateo 5:14-16 cuando declaró que somos la luz del mundo. No estamos destinados a estar ocultos; en cambio, somos como una ciudad sobre una colina, visible para todos. Así como una lámpara no se coloca debajo de un recipiente sino sobre un soporte, nuestra fe debe exhibirse para que todos la vean.

Para mantener nuestra luz brillando intensamente, debemos prestar atención a las lecciones tanto de Isaías como de las enseñanzas de Jesús. Estamos llamados a ser apartados, como una ciudad sobre una colina, distinguidos por el brillo de la presencia de Dios dentro de nosotros. Nuestras vidas deben ser un testimonio del poder transformador de Cristo.

¿Cómo mantenemos esta luz radiante? Caminando con Dios diariamente, sumergiéndonos en Su Palabra y comunicándonos con Él en oración. Cuanto más alineamos nuestras vidas con Su verdad, más brillante se vuelve nuestra luz. A medida que nutrimos nuestra relación con Dios, los frutos del Espíritu (amor, gozo, paz, paciencia, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio propio) abundarán naturalmente en nuestras vidas.

En un mundo a menudo envuelto en oscuridad, nuestras vidas iluminadas se convierten en faros de esperanza, que atraen a otros hacia la bondad de Dios. Por lo tanto, no dudemos ni tengamos miedo de dejar que nuestra luz brille. Mientras caminamos con Dios, nuestra luz atravesará la oscuridad, guiando a otros al camino de la salvación y el gozo eterno en Cristo.

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